jueves, 2 de diciembre de 2010

NOVELA: DESPERTAR EN EL INFIERNO. CAPITULO 18: "Human memories".

Se recomienda antes de leer este capitulo, que repasen el número catorce. Esta nueva entrega de la novela es un mini-capitulo, conocido como "short chapter"







Nada podía hacer para salvar mi vida, se había dictado la sentencia de muerte, y estaba inconciente paralizada al costado de la gran habitación. Sus rostros eran perfectos, había rasgos de una delicadeza sumamente perversa en sus caras. Tenía casi todo el cuerpo manchado con sangre y sentía mis extremidades latiendo a ritmos inalcanzables en un estado de normalidad. Nada era coherente, todo había perdido sentido. Pero aun así, como en un sueño, luchaba por despertarme, luchaba por que mis gritos se escucharan, por que mi cuerpo reaccionara, por levantarme, por ver quien era la tercera persona que estaba en la habitación. Pero los veía a ellos dos, únicamente a ellos, que me observaban como quien codicia el premio mayor. En cualquier momento iban a saltarme a la yugular. En cualquier momento iban a atacarme, y sin saberlo aun, sin estar totalmente segura de aquel hecho, lo presentía. Mi cuerpo lo hacia, me estaba hablando, poniéndome en aviso de que cualquier pisada en falso, decretaría mi fin, rápidamente. Al menos, en el fondo de mi ser sabía que si iba a morir en aquel instante, todo iba a ser rápido. Aunque eso no era lo que me atemorizaba. Me daba terror el simple hecho de no saber que era lo que pasaba, y a la vez, darme cuenta que mi sentido de supervivencia me estaba pidiendo a gritos que reaccione, que me levantara y luchara, aunque muy lejos encontraba una razón por hacerlo. 
Naturalmente levanté la mirada, para observar la cara de mis dos agresores de manera más nítida, pero cuando quise abrir bien los ojos sentí una punzada en la nuca, tan fuerte que me hizo retorcer. Todo era confuso, y sentí una respiración dulce sobre mis hombros, ascendiendo hacia mi cuello. Abrí los ojos, y recordé su llegada. Eran ellos dos, y uno más que no pude ver. Me atacaron los primeros, caí inconciente. Ahora que estaban volviendo los recuerdos de esta visita me espanté por su andar, fugaz como las estrellas. 
Cuando todo parecía el final, cuando todo me recordaba a cuentos de terror, el atacante hincó sus dientes sobre mi frágil piel. Lancé un grito ensordecedor, y a mi rescaté por la ventana lo vi entrar. Tal y como lo recordaba, exactamente igual.


-¡¿Qué es todo esto?! –Estaba fuera de si.
-Una linda chica. –Dijo uno de los hombres que se mantenía al margen mirando.
-¡Es mía, no tienen derecho! –Gritó el que entró por la ventana. Benicio… 






Desperté, había sido un sueño, sólo un sueño. Era yo, claramente. Pero… ¿En qué momento? ¿Benicio entrando por la ventana? ¿Cuándo había pasado todo eso? No estaba sola, miré a un costado, y sentado en el sillón estaba Andrés, mirándome, esperando, con una risa burlona.


-¿Qué fue eso? –Le pregunté, desconcertada.

-Memoria hominum*. –Fue la respuesta de Andrés.

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*Recuerdos humanos. 

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