viernes, 8 de julio de 2011

Despertar III Efecto Lunar, Capitulo 16: Alfa.




Podría haber sido el infierno, sin embargo cada uno descendió de la camioneta de Benjamín —salvo Dante, Lumi y Benicio que volvieron en la morocha— en sumiso silencio hasta cada una de las habitaciones.
Cuando el mayor de los Casablanca quiso expresar su pesar a Amanda, por el intento fallido de traer a Andrés nuevamente, esta sólo le pidió por favor que lo dejé ahí.
Galadriel sin embargo, no pretendía dejar pasar ese momento. Necesitaba decirle unas cuantas cosas a su novio, desahogar su furia.
Una vez que la vampiresa más vieja supo que todos estaban placidamente en sus camas, invitó a Benjamín a la cocina, vertió en dos tazas de boca ancha y alta un poco de aquel elixir rojo y se sentó en la banqueta forrada de cuero púrpura y cuan maestra que golpea el escritorio con una regla esperó respuestas por parte de su adversario.
No las obtuvo. Genial. Sería genial si se tratara de una pareja normal, y no cuando uno de ellos esta esperando que el otro hable antes de clavarle el taco aguja en las pelotas.
Porque eso haría, y cualquiera que conozca un poco a Galadriel entendería que la mujer era capaz de cualquier cosa, inclusive si eso significaba deshacerle el escroto a palazos para luego realizarle una reconstrucción particular… muy, muy dolorosa.

—Oh vamos ¿es que no piensas hablar? —Gala rompió el silencio… eso era lo primero en la lista, luego iría bajando a medida que las facultades de autocontrol que estaba utilizando para no partirle algo en la cabeza bajaran.
—Lo siento —magulló con la cabeza gacha.
— ¿Es todo lo que tienes para decirme, cariño? —preguntó con desdén. Demonios, no podía ser así con él. Lo amaba, esto era cruel, incluso aunque lo mereciera.
—No es como si pudiera agregar algo más. ¿Te he fallado, cierto? —quiso saber el hombre con la mirada al estilo Gato con Botas de Shrek.
Vaya, vaya, vaya ¡peeero queeee tenemos aaaaquí! El mayor de los Casabanca sí que sabía rebajarse con estilo y Galadriel tuvo que apartar la vista para no saltarle encima y abrazarlo.
—Tú sabes lo que me ha pasado a mí, por cruzarme con lo que tú y Amanda querían traer.
Al escuchar eso Benjamín tuvo que tragar saliva. Por supuesto que conocía la historia. A su Gallie la había interceptado un invocado tal como se le llama a los vampiros cuando los resucitan, él mismo se había encargado de convertirla y no de una forma muy convencional si es que existiera de todos modos.
—Claro que te he fallado —agregó Benjamín en un susurro. Se estaba odiando.
Gala se le presentó enfrente, sin que él apenas pudiera sentirla. Él alzó la vista y por enésima vez en su vida volvió a sentir en su pecho aquel dolor…
Aquel dolor que le decía que no era digno de una mujer como ella.
Gala era mucho más de lo que merecía, mucho más de lo que él le podía dar, mucho más que…
Un fuerte besó surcó sus labios, desde el inferior, que fue el primero que la mujer besó, hasta concentrarse en toda su boca.
Madre santa, suspiró el vampiro por dentro. Si eso no era el cielo, entonces no quería imaginar como sería. Aunque ciertamente cada vez que veía a Gala a los ojos entendía a la perfección que ese lugar llamado paraíso existía y se encontraba jodidamente bien ubicado: en los ojos de su amada, en su cuerpo, en todo su ser de pies a cabezas.
Maldita sea, ella era su lugar sagrado.

—Si crees que este es el fin de la discusión, estas equivocado —le decía ella sin despegar sus labios de la boca del vampiro.
Él hizo descender sus colmillos, para bajar y acariciar con ellos la clavícula de la mujer.
—Eso es discutible —atinó a decir entre gemidos disfrazados con gruñidos.
—Oh… por… todos… los santos
—Exacto —contestó él con la boca pegada al cuello de Gala.
Se estaba posicionando de tal forma que si seguía durante un segundo más, terminaría volteándola para dejarla de espaldas. Ver su nuca era… que mierda, verla de espaldas era el éxtasis total.
La volteó de manera animal, como si cada parte de él estuviese gritando su nombre. Que buen cristiano era, puesto que se lo escuchó decir «Jesús» al menos tres veces mientras acariciaba el cuerpo de la chica.

Y entonces sucedió. Todos sabían que llegaría el momento en el cual Amanda vaya a tomar a Lumi por el cuello y la deje sin aire.
Al menos eso pensaron los dos cuando sobresaltados escucharon los gritos, mejor dicho, alaridos, de la pequeña Ludmila arriba en la habitación.
Los dos hubiesen deseado tener conectada la tele transportación, pero dicha cosa era una estupidez. Así que se conformaron con subir a zancadas por las escaleras.
Dante ya estaba al lado de la pequeña sosteniéndole los brazos, parecía fuera de sí. Amanda a un costado de la cama con cara de no-me-miren-todavía-no-le-di-su-jodido-merecido. Benicio no comprendía nada y realmente quería ayudar, sólo que no encontraba la forma.
Benjamín ingresó para ayudar a Dante, Ludmila parecía histérica y al parecer sentía mucho dolor, transpiraba la gota gorda y estaba roja como un tomate.
Gala quiso ingresar a la habitación, pero un hedor la hizo detener, así como también dar marcha atrás. Instinto de supervivencia, pensó de inmediato.
¿Supervivencia? ¿Con la pequeña Lumi? Vamos, tan idiota como pensar que un gato puede llegar a temerle al ratón. Y ese olor…
¡Por los dientes postizos de la reina! ¡No podía ser! Ese olor… tan… familiar y particular…

— ¿Qué es lo que le sucede? —quiso saber Amy, y por primera vez en la vida se la vio preocupada por la pequeña.
—Es lo que me gustaría saber. ¡Escucha! ¡No! Ludmila… ¡Ludmila deja ya de hacer fuerza, cariño, vas a lastimarte! ¿Qué demonios estas haciendo, pequeña? ¡No hagas eso! ¡Maldición! —Dante luchaba tratando de contenerla. Pero era imposible, Ludmila aullaba del dolor como si se le estuviese desgarrando el cuerpo.
—Joder ¡Dante! Pero el tacto me esta quemando —decía Benjamín entre jadeos.
—Oh, no es momento para que te agarre el hambre —se quejó.
—No lo digo por eso, quiero decir… su piel esta ardiendo, hermano. Y no creo que esto sea precisamente fiebre.
De repente, como si hubiese sido el antídoto para la bestia, Lumi se tranquilizó y terminó erguida en la cama como si le hubiesen cantado la canción de cuna. Un silencio mortuorio atravesó la habitación. Benicio apenas se acercó a la niña, se mantuvo al lado de Amanda tomado de su brazo mientras Galadriel se aproximaba.
— ¿Qué carajos fue eso? —preguntó Dante, asustado.
—No quiero ser dura Dante —comenzó Galadriel— pero… ¿qué tanto sabes sobre lobos? Es decir…
— ¿Es decir, qué? —contestó con la mirada indómita. Gala debería de estar bromeando. Al menos fue lo que todos pensaron, puesto que hubo un murmuro general de desaprobación.
—Pues… como dice el dicho, si no respira es cucaracha, y si le salen pelos por el cuerpo y le crecen fuertes garras es… ¿lobo? —se encogió de hombros.
— ¿De dónde sacas esas babosadas, mujer?
Enserio, Dante empezó a reír de puro coraje, si tenía que tomar enserio aquello… bueno, debería darle electroshock a Gala o probar con ella la primer lobotomía dirigida a los de su especie.
Uff, eso sí que sería divertido.
—Cariño, ¿qué es lo que quieres decir? —preguntó Benjamín.
—Por los clavos de Cristo, has que tú mujer se explique antes que salga con cosas como «cría cuervos y te diré quién eres, dime con quién andas y te sacaran los ojos»
Benjamín le gruñó para contestar sin palabras lo que pensaba: no le gusta que le tomen el pelo a su mujer, por más que haya dicho una estupidez sin sentido.
»— ¡Oh vamos! —Trató de defenderse el Ángel— tu bien sabes que pasará, rubito. Lo estas esperando igual que todos nosotros. El famoso día en el que Gala perdió su chaveta.
—Hola, querido, aquí estoy aun. Espera a que me largue para hablar mal de mí, cerdo.
Dante no contestó, pero silbó de manera audible, lo habían dejado en jaque.
—Estoy pensando en exorcizar a esta criatura —dijo refiriéndose a Lumi.
—No estarás hablando enserio ¿o sí? —intervino Benicio por primera vez.
—Vamos, aparta tu trasero de mi camino —le dijo, sacándolo a un lado para sentarse al lado de Ludmila.
—Lo que dije hace un momento es enserio, pedazo de ignorante —Gala se acercó a su lado, al pie de la cama.
—Cierra el pico.
— ¡No es manera de tratar a una dama! —se aventuró Benjamín, no tendría ningún tipo de problemas en romperle un brazo al bastardo, inclusive algunos huesos.
—Enserio, Dante. Su olor… puedo distinguirlo.
—Fuera de aquí, maniática —respondió mientras trataba de sentar a Lumi que seguía desmayada.
—Puedo sentir el olor, y apuesto… yo… apuesto el auto de Benicio que tú también lo sabes, Dante.
—Momento… interrumpió Benicio.
Tú sí que cierra el pico ¿de acuerdo? —le pidió Gala, quien estaba siendo últimamente bastante grosera.
—Yo sólo decía que con la morocha no se metan —murmuró el vampiro en voz bajita, Amanda lo miró y le sonrió. Pero eso se dejaría como punto y aparte, las cosas con ese par iban raras.
—Y yo te digo que no perderás tu auto, porque estoy en lo cierto. Lo huelo.
—Mujer, no quiero ser grosero contigo, y estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para no pedirte que si tanto conoces de olores te acerques para comprobar si… nada, déjalo como esta. No sólo que iba a ser grosero sino que vulgar también, y aunque no lo crean, poseo límites.
Hubo un resoplido general. Ludmila no recuperaba el aliento, entonces Benicio se adelantó al resto.
— ¿Puedes decirme exactamente qué es lo que piensas?
—Ludmila hoy tuvo su período —Gala dijo eso y tragó saliva.
—Empiezo a entender —agregó Dante— todo esto de los lobos se trata de Lumi con su regla… ya lo estoy tomando… ¿te refieres a lobo porque ahora ella va a empezar a mutar en una extraordinaria abominación a la cual le crece el bello por todas partes y su cara se llena de esos detestables puntos lleno de pus, y su humor se vuelve una completa mierda? ¡Haber empezado por ahí!
Benicio y Benjamín se aclararon la garganta al unísono, de las babosadas más grandes que escucharon en tantos años, esta podría llegar a ser la que se lleve los premios.
—No te estoy hablando de eso —Galadriel respiró profundo, hoy estaba inquietamente violenta, y lo próximo sería un buen puñetazo con aterrizaje directo sin escalas a la boca de aquel bastardo.
—Hazme un dibujito —él le guiñó el ojo.
Gala dirigió su mirada a Amanda, que se encontraba atenta a la discusión y le dijo:
— ¿Y tú has soportado a este cretino veinte años? Por favor, amiga. Te haré un monumento.
Amanda suspiró.
—Vamos, para ya —dijo Dante, enfadado.
—La licantropía es diferente en las mujeres, y se desarrolla justo al mismo tiempo en el que se da su primer periodo. Eso sumado al ataque que acaba de tener y el olor a perro mojado hacen de los factores algo muy probable, sumamente probable.
—Hablas de los lobos y haces comparaciones con los perros… eso no es muy inteligente de tu parte —acotó Dante.
—Tú no estas hablando enserio…. Es decir —Benicio la miró profundo— ella no puede… no puede ser…
— ¿Una mujer lobo? ¿Por qué no?
—No puede ser… ella… no, no puede ser —Dante se refregó la cabeza.
—Yo diría que puedes ir llamando a Ian, e ir poniéndole un bozal a la pequeña. No se que tanto más pueda hacer ella, además de lo ocurrido —recomendó Galadriel— además… tú no sabes de donde viene su familia, tan solo la rescataste y…
Y nada, Gala no sabía que más decir.
Lumi desperezó sus ojos abriéndolos lentamente, había vuelto en sí y le costaba hacer fuerza con sus antebrazos para apoyarse en la cama sentada. Todos la miraban como si fuese un puto oso de feria, del tipo que uno gana cuando se lleva el premio mayor.
Solo que vamos… esto ni por asomo era algo parecido.
— ¡Santa mierda! —Murmuró la pequeña llevando una de sus manos a la sien, para apretar —duele como la puta… ¿qué hacen todos aquí?
— ¿Deveras que no recuerdas nada? —Preguntó Dante en un susurro.
— ¡Jo! ¿Debería?
—Nos vamos a lo de Ian. Ya —urgió feroz— ¿Pueden…? —dejó la pregunta colgada.
—Sí —se apresuró Benicio— te acompañamos.
— ¿Qué carajos…? —Quiso saber Ludmila, mareada.
—Cuida el vocabulario, jovencita —le apuntó su Ángel.
—Alguien debe quedarse —se apresuró Gala— Benjamín, Amy… yo voy con ellos, estoy más inmiscuida en el tema.
Todos estuvieron de acuerdo. Jodida mierda, por fin.
Sin vacilar ni decir alguna palabra, marcharon.
Benjamín se frotó con los dedos el puente de la nariz, estaba verdaderamente cansado y lo único que le dijo a Amanda mediante un gesto sin palabras fue «Si me disculpas me largo a la cama, el día ha sido una verdadera porquería
Y sí que lo había sido, lo que menos quería la mujer era seguir contemplando aquel rostro tan familiar que le hacía recordar absolutamente a una sola persona.

*

Luego de dos horas y… tres cuerpos vaciados de sangre, Andrés se preguntaba que mierda había pasado. Verdaderamente estaba fuera de sus casillas, pero esta vez el sentimiento era distinto… se sentía culpable por haber drenado esas victimas, pero lo cierto era que necesitaba comer, y sus músculos recién ahora podían llamarse dignos de estar en el cuerpo. Estaba dolorido sólo como Cristo sabría como, y se preguntaba por qué carajos pensaba en esas cosas.
«Estoy hecho una nenaza» pensó maldiciendo con largas palabras obscenas que renovaban su lenguaje.
Un instinto asesino se apoderó de su cuerpo, pero lo aplacó con el recuerdo de… de ella… todavía no entendía que pasaba, ni sabía siquiera si esto era real, tal vez sea producto de su imaginación. Tal vez haya ascendido —o descendido— hacia otro plano que lo hacía delirar.
La había pasado como la mierda donde-quiera que haya estado anteriormente, y no comprendía la magnitud de su situación.
«¡Genial! Lo que me faltaba era convertirme en un puto fantasma» pensó arduamente, mientras negaba con su cabeza.
No. Si de algo estaba seguro luego de recapacitar las posibilidades era que no se convirtió en espectro, los espectros no beben sangre.
Apresuró su marcha. Amanda había abandonado la Estancia, no estaba allí cuando se alimentó de Pedro, y cuando Andrés hizo volver en sí al viejo para borrarle los recuerdos de su visita, tratando de averiguar donde estaba ella, el anciano le contó que tanto su hermano como las dos mujeres que estaban allí se habían marchado hacía un tiempo.
¿Su hermano habría cuidado bien de… ella? ¡Claro que sí! Sino podía ir poniéndole fecha de vencimiento a su culo, porque Andrés lo dejaría sin uso.
De repente, sin más, los celos le nublaron la vista ¡menuda mierda! Saber que Amanda estuvo sin él todo este tiempo le revolvía el estomago, sobretodo cuando pensaba en como el bastardo de Benicio aprovecharía la situación.
Yyyyyyy de nuevo volvió a sentirse un marica, no tendría por qué, pero ese pensamiento hizo que su pecho se agrietara abriendo un gran abismo entre la persona que había sido antes y la que había despertado después de tanto tiempo. Ahora deseaba que Amy sea feliz, a como de lugar y… con quién sea, lo que le daban terribles ganas de patearse la boca de imaginar como ella estaría sujeta a aquella sanguijuela.
¿Era posible todo esto? ¿Estaba pensado en renunciar a ella sólo por verla feliz, así eso signifique hacerse a un lado? Afirmó con la cabeza, atónito ante su reacción.
Se apresuró aún más. Sabía donde encontrarla, podía sentirla donde sea que este en estos momentos. Y además, ¿en qué otro lugar estaría sino en la casa de aquel desgraciado tan afortunado?
Descontracturó su cuello, haciéndolo sonar como una jodida maraca y corrió… corrió más fuerte que nunca, más rápido que un caballo salvaje, más arrasador que un alud.
Más jodido que la mierda… de pensar que su corazón quizás haya sufrido un cambio incorregible.
Volverse un santo no estaba entre sus posibilidades, pero serlo no iba a ser precisamente una limitación. No cuando Amanda había dejado una parte de ella en él cuando fue a hincar sus colmillos sobre la piel de Andrés, transportando dentro de él la sustancia angelical que Dante dejó en ella tantos años atrás.

*

Cassie daba vueltas de un lado a otro en la casa de Ian, o bueno, en la casa de Dante para ser más exactos, hasta allí se habían trasladado cuando Ian decidió abandonar su clan para estar más cerca del Ángel y los chupasangre.
Todavía la mujer no entendía como había podido fallar. Estaban jodidos.
Sin Andrés, y por supuesto sin la daga de Jade, seguían exactamente en el mismo lado. Agua estancada.
Necesitaban esa Daga para hacer el ritual, para nombrar al nuevo jefe de lobos en su sector y reorganizarse para ir a la caza de cualquier especie que amenace la suya.
A menos que encuentren un lobo de línea directa de Darius, el Jefe asesinado en Brooklyn, lo que era una completa locura porque sus hijas y su mujer habían sido masacradas allí la vez que asaltaron la casa para robar la maldita daga. Al igual que el jefe, al igual que todo.
Había que agradecerle al bastardo de Andrés, puesto que él se encargó de matar a aquella familia en la apartada ciudad.
¿Por qué había viajado tan lejos para buscar algo así? Pues básicamente el pack completo de lobos se estaba transportando de aquel lugar, del lugar donde Ian vivía antiguamente. Se iban del país para dirigirse a Argentina cuando el hombre fue masacrado por un grupo de vampiros y algunos demonios, además no era nada raro que Marcus haya logrado la expedición, pero un olor se reconocía en el lugar y ese era el de Andrés. Ian iba a su caza desde hacía mucho tiempo aunque el vampiro no lo sabía, de él y el contingente de amigos bastardos que tenía a su lado.
Cabrón, jodido cabrón.

—Olvídate. Buscaremos la forma. Encontraremos una solución —espetó Ian con firmeza.
— ¡Una mierda que no! —rezongó Cass.
—Oye, déjalo ya —Ian tenía los ojos cargados de odio, pero se calmaron cuando hizo la pregunta que más le interesaba— ¿dónde esta Ellen?
—Elena esta con su abuela —respondió con sorna.
— ¿Por qué no con Bruno?
—Vale, ya. Para un poco. Vi a ese bastardo después de tanto tiempo, no tengo ganas de rememorarlo ¿sí? —enfatizó cruzándose de brazos.
—Es el padre de tu hija. De mi sobrina —le recordó.
—Me gusta que me lo recuerdes debes en cuando —torció el gesto.
¡Sí, amo recordar como ese maldito tiene poder sobre mí y lo que más quiero, joder esto es una puta fiesta!
—Tú actitud traumará a Ellen de por vida en un futuro.
—Elena esta bien como está —replicó ella, mordaz.
— ¿Elena? ¿Acaso te encabronaste con la pobre criatura?
— ¿Por qué debería?
Claro, usé su nombre completo.
—La niña no es un pasamano. Alguna vez deberás de afrontar la situación como una adulta y dejar de enviarla con su abuela para que ella se la de al padre.
— ¿Por qué estamos discutiendo esto? —le preguntó Cassie con el ceño cancino.
—Bien —Ian apretó su boca. El próximo paso sería ponerle un chaleco de fuerzas a su hermana si seguía escarbando sobre esa situación, y bien sabía que eso iba a ocurrir.

Sabía que las cosas no habían terminado bien con Bruno. Se conocían desde muy chicos él y su hermana. Cuando ella quedó embarazada no eran novios, y en el cuarto cumpleaños de Ellen decidieron dar todo por terminado.
Bien, habían pasado dos años más, en los cuales Cassie le había dejado ver a su hija mediante un acuerdo del tipo no-quiero-cruzarme-contigo y así es como ella iba a dejar a Elena a lo de su abuela paterna para que él la viese.
¿Y con respecto al maldito humor de Cassandra? Su desinterés amoroso se evaporó al primer fracaso con Bruno, disminuyendo su vida social y el buen humor al igual que se esfuma el humo de un cigarrillo en el aire, no sin antes dejar viciado el maldito ecosistema.
Además del carácter duro, una Sara Connor en potencia.
No era de asombrarse entonces cuando Cassie, su adorada hermana adoptiva alejaba a los hombres con una sola mirada fulminante de esas que se aplican en las pelotas, lanzando por la borda cualquier mínimo interés por el género masculino.
Oooookeeeyyyy, Ian lo entendía a la perfección. Y a pesar que en más de una oportunidad su querida hermana era merecedora de un electro shock o una lobotomía, la quería así dañada y todo. ¿Y su sobrina? Joder, era su sostén. Su maldito cable a tierra en los momentos que pensaba que matar a Cassandra sería un acto de liberación animal, tocar el Cielo con las propias manos o salvar a la raza humana de una feminista en potencia capaz de arrancarle las pelotas a cuando macho se le cruzara. Una combinación estupenda, por así decirlo.
Claro, tan estupenda como pretender sacar jugo de una banana o lograr que una virgen no se ruborizara al ver un cuerpo desnudo.
Cuando pensaba que la situación no podía ponerse peor, unas patadas provenientes de la puerta de calle retumbaron por todo el corredor hasta llegar al living donde estaban.

— ¡Abre la puerta, cabrón!
Se escuchó al otro lado. Grandioso, una visita de Dante era justo lo que necesitaban los dos para romper el hielo.
La vida era un sin fin de jodidas emociones. De repente Ian tuvo ganas de llorar de la emoción.
Sí claro. Tanto como le hubiese emocionado un puntapié en el culo.
— ¿Qué es todo este escándalo? —Preguntó Cassandra al abrir la puerta junto con una inmensa cara de odio que no se disipó cuando vio a aquel hombre en el umbral.
Ni a aquel hombre. Ni a aquella niña en sus brazos con aspecto a me-estoy-muriendo, y mucho menos cuando tras él divisó a dos vampiros.
Uno conocido, el chupasangre con aspecto a estoy-indispuesto y otra que no conocía pero que se topó en la Estancia del Vintén. Tan bella como podían ser pares y pares de diamantes en bruto.
Una punzada en el estómago la hizo rabiar ¿esa era la novia de Dante? ¿La mujer?
Tras darse una bofetada mental, se hizo a un lado. Al fin de cuentas esta era la casa de aquel bastardo, no quedaba más que hacerse de costado para que entrasen.
— ¿Qué ha pasado? —preguntó Ian con el gesto insondable— ¿tanto me extrañas que no te puedes aguantar a verme?
—Eso quisieras, linda —ironizó Dante apresurado en poner a Lumi en el diván más cercano— trae tu culo hasta aquí y dime si esta bastarda se va a convertir en una de ustedes. Hoy estoy con unas terribles ganas de adoptar un cachorrito.
— ¿Qué han tomado todos? —quiso saber Ian con la mirada atónita.
—Lo que mi compañero quiere decir en realidad es —se adelantó Gala de forma cortés como si fuesen a debatir la clase de shampoo que comprar— si ustedes serían tan amables de comprobar a ciencia cierta qué demonios le esta pasando a esta criatura.
— ¿Y qué tenemos pinta de jodidos médicos, o qué? —Se le adelantó Cassandra. Su mala leche con la blonda Gala no eran más que… bueno, ella no sabía que era en realidad y tampoco quería averiguarlo.
—Gatita —intervino Dante.
— ¡Gatita ni mierda! —le cortó Cassie al ver como se dirigía a ella en esos términos.
—Como decía, gatita —le valió madre, ella gruñó— Galadriel aquí presente tiene serias dudas sobre Lumi. ¡Hombre! —Ahora se dirigía a Ian que prestaba solemne atención como si todos estuviesen disfrazados de gnomos— Ha amanecido rara. Convulsiona o no se que mierda, y sólo Dios sabe cuan insoportable es la pequeña, pero jamás ha hecho una cosa así. Ahora mismo esta desmayada y cuando se levante no recordará nada, pasó antes de que salgamos aquí, su temperatura corporal era muy alta, apenas puedo tocarla sin quemarme —tomó aire para seguir— y Gala siente un extraño olor a, como diría ella, perro mojado.
— ¿No pensaste tal vez que la niña puede tener fiebre o, simplemente, basándonos en su mal olor, haber salteado alguno de sus baños diarios? —Quiso saber Ian, con un tono de voz hastiado, como cuando te están tomando el pelo.
—Es diferente. Yo también puedo sentirlo —interrumpió Benicio, rompiendo el silencio por primera vez.
Ian ni siquiera le dirigió la mirada.

Lumi estaba reposada en el sillón de la casa, mientras todo el resto discutía sobre las probabilidades. No se movía y hasta si observabas muy de cerca parecía que tampoco respiraba. Pero Cassie se acercó a ella, con la mirada confundida. Algo le era totalmente familiar, la mujer de cabello rojizo estudió por años los libros de los clanes, y algo era totalmente familiar… el rostro de la pequeña, sus cejas, su color de piel, el aroma.
Podría tocarle la frente durante un par de segundos e inmiscuirse en sus pensamientos, sus recuerdos, sería fácil sacarse la duda que crecía en su interior a medida que estudiaba sus rasgos.
Cuando estuvo a punto de acercar la palma de su mano sobre la cabeza de la niña, quedó enmudecida al escucharla susurrar entre sueños.
—Da…. Da… —Lumi pronunciaba esa casi frase y Cassie respiró aliviada… seguramente la niña este soñando con Dante. Al fin de cuentas era como un padre para ella, y por lo que la pelirroja sabía, él la había prácticamente criado cuando la encontró huérfana en vaya a saber uno que situación que Cassie desconocía.
Pero Ludmila siguió, y Cassandra acercó su oído a la boca de Lumi, cuando lo que escuchó le cayó como balde de agua fría.
Santa María Madre de Dios.
Da… Darius —no podía creer lo que estaba escuchando. Qué.Carajos— papi… estoy aquí, ¡no te vayas!
Se irguió en el asiento del desván y le costó volver a respirar.
Ludmila había dicho claramente, «Darius», seguido de la palabra «Papi
No podía ser… no podía ser… no podía. Simplemente no podía.
Tragó una bocanada de aire, tanto Ian como Dante, Benicio y Gala apenas habían reparado en ellas, estaban muy ocupados discutiendo teorías, sacando hipótesis.
Cassandra se levantó tambaleándose, con miedo a descomponerse como nunca. Dio un paso al frente y cuando los individuos notaron su presencia, apenas pudo hablar.
Y se dirigió exactamente a Ian, cortando cualquier hilo de aire entre ellos.
—Creo que ya tienes a tu alfa, hermanito —su mirada estaba perdida y entonces Ian la agarró por los brazos exigiéndole explicación, a lo que agregó —y jodida mierda, porque tu alfa es una hembra.
—Explícate, y más vale que seas buena —pidió él con recelo.
—Tienes el honor de acoger en aquel diván a la hija de Darius. Tu manada tiene una líder y ahora que la encontraron no es necesario el ritual con la daga. Ella es sangre directa del ex macho alfa, líder del clan al que asesinaron junto a él.
— ¡De qué mierda están hablando! —exigió saber Dante que estaba perdiendo los estribos. Benicio dio un paso al frente y Gala fue tras él, tratando de sostener a los dos hombres por los brazos.
Cassie se mantuvo a un costado a sabiendas que en el momento que diga algo incorrecto cualquiera de los presentes le arrancaría la cabeza.
Lumi seguía inmersa en sus sueños ¡que afortunada era! Y Ian se frotaba la cabeza sin lograr a entender por completo la magnitud de todo lo que estaba sucediendo.
Cuando recobró la compostura tras varias miradas asesinas, a su vez llenas de incertidumbre, volvió a frotarse la cabeza como si de esa forma lograra sacar algo en limpió y le preguntó a Dante:
— ¿De dónde coño la has sacado?
—Yo… —dudó al responder— Yo… ella… ¡mierda! Tras un retiro espiritual, por así decirlo, me mudé. Y la encontré sola.
—A.donde.te.mudaste —preguntó el lobo con la mandíbula apretada.
—A Brookyn, hombre. Un lugar alejado. Otro país. Otro idioma, tú sabes, necesitaba airéame.
Tanto Ian como su hermanastra dieron un respingo y ahogaron un grito.
— ¿De qué va todo esto? —indagó Benicio, quién no entendía ni J.
— ¿Qué de qué va? —Dijo Ian— que esta niña es la hija de Darius, el jefe de la manada que mató el bastardo de Andrés. Él o sus amigos en una salida de caza, todo para obtener la daga de Jade y poder atacar a conveniencia al clan o mismo utilizar al más débil a su favor. Y Dante tuvo la puta suerte de encontrarla.
—Pero… —La voz del ángel temblaba— yo jamás lo supe… yo…
—Tú nada. Esto es un regalo del cielo. Maldita sea. Hace cientos de años que no nace un lobo de sangre. Y muchísimos más que ese lobo es mejor dicho una loba. Una mujer lobo. Estamos… estamos salvados.

¡Estupendo! Pongan un plato más en la mesa. Ahora sí que todos eran unos jodidos anormales.


**ATENCIÓN**
lo que más espero luego de cada capitulo, son sus comentarios, para poder debatir con ustedes lo que piensan, las conclusiones que sacan y lo que opinan respecto a cada personaje. Es por eso que les pido, si van a hacer algun comentario, haganlo ÚNICAMENTE en la página OFICIAL Y PUBLICA DE DESPERTAR, que es la siguiente: http://www.facebook.com/DespertarAmandaVelocet 
*NO LA HAGAN LOS COMENTARIOS EN EL MURO DEL GRUPO PRIVADO* porque a cada comentario,a los otros fans les llega una notificación, y así muchas veces ven SPOILERS. Por eso, comenten en el grupo publico y oficial ( http://www.facebook.com/DespertarAmandaVelocet )
ahí sí pueden dejar sus comentarios publicando en el muro, porque los lectores saben que si no quieren spoiler no deben leer lo que otros ponen, y los que estén al día pueden debatir junto a ustedes.

¡Espero que hay disfrutado de este capitulo, que sin duda es muy revelador en muchos aspectos! y espero ansiosa sus comentarios y conclusiones en el muro de DESPERTAR!

Ya saben... favor de cuidar sus cuelos y ¡mordiscos de amor! ;)

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