sábado, 30 de julio de 2011

Despertar III Efecto Lunar, Capitulo 19: Más que respirar.


¡ATENCIÓN! *ANTES DE COMENZAR A LEER EL CAPITULO: Les cuento a todos mis lectores/fans de DESPERTAR que estoy trabajando en una NUEVA SAGA VAMPIRICA, será una trilogía y la titulé "ANOCHECER" su primera parte se llamará MORDISCO DE MEDIANOCHE. 
La trilogía tiene facebook oficial, así que los espero para que se hagan fans aquí: http://www.facebook.com/pages/Trilog%C3%ADa-Anochecer-por-Amanda-Velocet/160894417315743

Y además tiene WEB OFICIAL ( http://www.anochecersaga.tk ) en donde podrán ver la portada del libro, leer la sinopsis y encontrar adelantos de la primera parte de la trilogía. 
Mordisco de Medianoche NO SERÁ PUBLICADO CAPITULO POR CAPITULO como DESPERTAR, sino que una vez que este terminado podrán descargarlo completo en formato E-BOOK, para leerlo entero.
Recuerden hacerse fans de la página y echar un vistazo a la web

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Algo andaba… condenadamente mal.
Sí. Demasiado.
Benicio abrió las puertas de su casa guiado por la demencia propia de un asesino, y en reglas generales no es que él no fuese uno, puesto a su condición en la que debía alimentarse de sangre lo convertía en uno, y si bien no mataba humanos… alguna vez, a pesar de ser en tiempo muy lejano, lo hizo para sobrevivir, hasta que aprendió a controlar su sed, e incluso recurrir al saqueo de bancos de sangre.
¿Pero ahora? Básicamente sus colmillos descendieron hasta casi lastimar sus labios, sus encías, y de forma corpórea subió a zancadas la escalera, porque el olor que sentía filtrar por sus fosas nasales advertían la presencia del enemigo.
No podía ser ¿o sí? Cerró sus puños y los apretó hasta cortar la circulación, enserio que ya estaba alucinando… aquel bastardo estaba muerto, y muerto enserio.
No. Podía. Ser.
Se dispuso a patear la puerta y tirarla abajo, ya estaba prácticamente harto de comportarse con los modales de un señorito inglés que cena en sociedad.
Ciertamente temblaba un poco y se le congelaba la sangre de solo pensar que Andrés podría haber vuelto, era una locura inaceptable. 
Y jodidamente idiota, porque, cualquiera en su sano juicio ya no se interpondría entre él y Amanda.

No más.

— ¿De verdad que piensas entrar a esa habitación? —le preguntó Benjamín apareciéndose por detrás.
Benicio lo miró por encima del hombro.
—Y ya verás como lo haré —contestó con un gruñido.

Antes que Benjamín pueda pararlo, o decirle algo más, el vampiro le pegó una fuerte patada a la puerta.
Sorpresa, sorpresa… no tenía llave, la misma se abrió con tanta facilidad que casi dolió.
Pero no en mayor cantidad que al ver esa imagen…
Amanda balbuceó unas cuantas palabras ahogadas que no sirvieron de nada, puesto que Benicio se encontraba encima de Andrés dándole lindos besos en forma de puño.
La venganza era un plato que debía servirse frío, y ahora, que ironía, le estaba calentando la cara con puñetazos a aquel bastardo.
Y se sentía tan bien que casi lloró de felicidad mientras trataba de dibujarle la cara a ese hijo de puta con tanto fervor que hasta Dalí hubiese tomado ciertos modelos conceptuales de su nueva etapa como artista. Que lindo, porque sería el primero en el mundo en usar sangre en vez de acrílicos.
Novedoso. Y totalmente perturbador.
Lo raro en todo eso, era que Benjamín permanecía a un lado de brazos cruzados, mientras Amanda trataba de separarlos.
Benicio aprisionó a Andrés contra la pared, mientras gruñía por desprenderse, tomó una de las manos del vampiro y las flexionó no tan amablemente hacia atrás, mientras le hacía ingerir la pared con la mitad de su cara, como queriendo embutirlo en ella.
Las malditas leyes de la física… de repente le hubiese encantado poder dejarlo clavado allí por el resto de su vida. De repente jamás en muchos años no había querido matar a alguien con tanta rabia encima.

— ¡Ya, déjalo! —Gritó Amy desesperada.
Benicio giró su cabeza para observar cuan desorbitada estaba la mirada de la mujer mientras pedía por Andrés. Eso lo hizo enloquecer más, sin embargo fue un total error haberse distraído, porque entonces, de la misma forma que le fue tan fácil tomar al vampiro, este ahora lo agarró a él, haciendo que los papeles se inviertan.
— ¡Haz algo! —decía Amanda a Benjamín, que se encogió de hombros.
—Déjalos. Se lo deben —argumentó el mayor de los Casablanca— y si me preguntas a mí, en estos momentos me metería solo para que Benicio tome la ventaja otra vez. Mi hermano merece una buena paliza.

Benicio apenas podía escuchar la conversación desesperada de Amanda por separarlos, ahora estaba contra el piso y arriba suyo estaba ese hijo de puta, con los ojos totalmente fijos en él.
Seguía siendo el mismo, la misma mirada cruel que recordaba, la misma excitación por la violencia, sus colmillos descubiertos.
Santo cielo… le odiaba tanto que la ponzoña hacía mella en su pecho muerto. No podía bajo ningún punto de vista ser humillado así por aquel bastardo. Tenía que romperle el cuello, quemarlo vivo, hacerlo sufrir, tanto como había sufrido él mismo cuando Andrés se llevó la razón de su existencia.
Cuando Andrés aflojó sus manos del cuello de Benicio, este le pegó una patada en las pelotas para hacerlo mover. Su premonición del golpe, en aquel lugar tan especifico y sensible de todo hombre, hizo rodar a su enemigo a un costado, estrellándose contra la pared. Sin vacilar ni pensarlo siquiera dos veces, se lanzó sobre él, y empezó el segundo round de puñetazos directos a todo el cuerpo del vampiro. Se agazapó sobre él poniéndolo boca abajo, y lo agarró del cuello para arrodillarlo y tomar su cabeza…
La idea de decapitar era tan tentadora como podía serlo el cuerpo de Amanda sobre el suyo, o eso pensó, aunque cuando levantó la vista y vio a los ojos de la mujer, se dio cuenta que nada, ni siquiera la mejor venganza podría compararse con tenerla aunque sea una vez… con que ella lo ame, en algún momento de sus vidas.
Joder, enserio que estaba por matarlo, lo tenía ahí. Un suave movimiento que en él sería de por sí brusco y fuerte, y todo terminaría como tendría que haber sido. No más Andrés.

¿Ella lo perdonaría?

Oh, claro que no. Se olvidaba la parte que, aunque muy confiado haya sido de su parte el pensar que podría volver a empezar, la chica todavía tenía sentimientos por ese hijo de puta que se había encargado de confundirla. De engañarla.

—Mátame delante de ella —dijo Andrés con la voz ahogada por la presión que ejercía Benicio sobre su cuello— y demuéstrale cuan cabrón eres. Eres tan… hombre, Benicio… tan hombre que me excitas hasta a mí —se burló.
—Cállate.
—Hazlo de una vez, estúpido arrogante… —escupió.
— ¡Que te calles! —gruñó mientras apretaba aún más.
—Por favor… no… no lo hagas —Amanda hablaba en voz baja y eso mismo hizo que las manos de Benicio se aflojaran. Cuando levantó la vista y observó su rostro prefirió haberse cortado las pelotas antes de provocar eso.
Maldita sea, no podía. Él no era un asesino.

Benicio cerró sus ojos con fuerza. ¿Saben que? de repente todo era una mierda, muy por arriba pudo hacer un recuento de sus últimos años, en los cuales extrañó como el infierno a Amanda, cuanto hacía que la esperaba.
Sí, había hecho mucha mierda cuando la obtuvo otra vez de regreso, se había portado como un cretino y todo.
Y todo esto era su culpa, se dijo por dentro. No podía culpar a la mujer cuado él jamás le daba señales de amarla, porque si bien se lo había dicho muchas veces, la mayoría parecía más bien rechazarla que querer acercarla a él.
¿Los resultados? Estaban justo delante de sus ojos.
Soltó el cuello de Andrés como si estuviese tirando una bolsa llena de desperdicios cuesta abajo. Oh… como quería dañarlo realmente… como quería…

—Gracias —escuchó que decía Benjamín.
Amanda todavía seguía parada tras el mayor de los Casablanca con cara de susto, y Andrés se acomodaba la camisa con aires de superioridad.
—No lo hice por ti —contestó con disgusto y enojo— todavía no entiendo por qué lo hice en realidad. Me largo de aquí. Ya.
— ¿Qué? —Preguntó Amanda confusa.
Benicio ni se dio vuelta para ofrecerle una mirada.
Se iba. Como sea que se iba.

*

— ¿Sabes lo que tendría que hacer con tu noviecito, no? —Preguntaba Andrés cuando Benicio salió de la habitación —tendría que ir ya mismo a patearle el culo.
—Oh ya basta —se metió Benjamín cuando vio que Amy no contestó— si no pudiste hacerlo hace cinco minutos cuando movió tu trasero contra la pared, no creo que llegues ahora.
Andrés negaba con su cabeza de un lado a otro como si estuviese rompiendo aire de alguna contractura, hizo sonar su nuca y se llevó el antebrazo a la cabeza.
—Creo que… —empezó Amanda, dudosa.
—Ve y habla con él —le obligó Benjamín— hagan las cosas bien una vez en la vida.
— ¿De qué…? —trato de preguntar la mujer.
— ¿Qué de qué hablas? —Inició Andrés— es tarde para mi, Amanda… mi hermano esta tratando de decirte que tal vez podrías empezar a probar con aquel idiota antes que se le de por mudarse.  O antes que yo mismo lo mate.

¿Qué demonios? Pensaba Amanda mientras lo miraba a los ojos…
¿Podía ser la misma persona? Andrés, joder, era él pero… distinto.
Aunque el instinto asesino seguía allí, puesto que no solo vio como Benicio casi lo mata, sino como también el menor de los Casablanca extendía los colmillos con su cara llena de odio.
¿Y qué era lo peor de todo eso? Que apenas había tenido tiempo para abrazar al hombre y decirle cuanto lo había extrañado… ahora, habiéndolos tenido a uno frente al otro, su corazón no paraba de salirse del pecho para avisarle que Benicio, fuese como fuese, llevaba la delantera.

Una patada en el culo. Quería darse una buena patada en el culo. Había hecho todo este tiempo un desmadre en los sentimientos de los hombres, en los de todos en general. Pero el fin le justificó los medios por primera vez, sin todo eso nunca lo podría haber traído de vuelta.
Oh, joder, Andrés era hermoso y todo, y Dios había sido conciente de cuanto sufrió su partida, pero ahora estaba allí frente a ella, con una fría mirada dura y resignada.
Pero era raro, resulta que Andrés le estaba dejando el camino libre para que ella elija sin presiones, y la persona que la había estado buscando todo este tiempo, sobretodo esperando, ahora quería largarse de allí, porque ¿saben qué? Había agotado su condenado tiempo esperándola.
Genial. Realmente se sentía como nunca.

—Andrés… creo que mejor deberíamos…
—Ya cierra el pico, mujer. Enserio —argumentó— no se que es lo que tengo, pero juro que cuando me recomponga de toda esta mierda de chico bueno… no querrás volver a tenerme cerca.
—Me gustaría que no te recompongas de eso —admitió ella— es decir, me gustas así.
—Aunque no lo suficiente —torció el ceño.
Amanda dio un paso adelante, otro hacia atrás. ¿Podría o mejor dicho, tendría el derecho de refutar algo así, cuando era ciento por ciento cierto?

Él la miró serio y dubitativo, luego vio como se dirigió a su hermano mayor.

—Estoy, jodidamente hambriento —elevó una de sus cejas, provocativo.
— ¿Quieres que te de la comida en la boca o qué? —Benjamín estaba con un perturbador mal humor.
—Chistoso —dijo en tono de reflexión— pero paso. Acompáñame si no quieres que mate a alguien. En estos momentos eres el único capaz de hacer que me controle.
—Oh ¡vamos! —Se apresuró— ahora eres una nenaza incapaz de hacer daño ¿recuerdas?
— ¿Qué te apuestas? —Indagó con malicia y se deslizó, fugaz, por la ventana.
—Mierda.

Amanda se aventuró por el alfeizar, lo perdió de vista. ¿Qué pasaba? Algunos animales perdían las uñas, pero no las mañas…

— ¿Vas a acompañarlo, verdad?  —Quiso saber Amy, con impaciencia— no dejarás que se haga daño ¿verdad?
— ¿Sabes, Monstruito? Lo último que me preocupa en estos momentos es a quién lastime mi hermano —explicó, lo cual era raro cuando todos conocían a Benjamin por poco sanguinario— en estos momentos, si Benicio le cuenta a alguien que Andrés al fin de cuentas volvió… ese Ian vendrá a arrancarle las pelotas.
—Iré contigo —dijo Amanda, poniéndose un abrigo.
—No. Olvídalo —negó— por favor, mujer, una vez en tu vida, ve y arregla toda esta mierda con Benicio. Ya no pueden seguir negando lo que pasa.
—No creo que él quiera verme, algo así como nunca más en la vida —mordió su labio inferior con desgano.

Benjamín se acercó y con la yema de su dedo corazón acarició la mejilla de la vampiresa.

—Nunca es demasiado tarde —le susurró con suavidad, a veces, cuando él sonreía de ese modo, parecía más joven— nunca es demasiado tarde para el amor Amy. No cuando uno respira gracias a la existencia del otro.

Amanda presionó sus ojos para mirar por dentro, era tan cierto aquello que le decía el vampiro que sintió como los pelos de los brazos se crispaban.
Cuando volvió a abrirlos, Benjamín ya no estaba.
Y ella sabía exactamente que era lo que tenía que hacer.

A donde era que tenía que ir.

Temblando como una hoja de papel, o en todo caso como si todavía fuese humana y no pudiera controlar su cuerpo, caminó por el corredor del piso de arriba donde estaban las habitaciones espaciadamente ubicadas unas con otras.
¿Lo bueno de la gran casa-mansión de Benicio? Podían vivir cinco familias, era grande, espaciosa. Nadie podía escucharte de un cuarto al otro.
El famoso término privacidad.
Sus piernas se sacudían, realmente que no podía estar de pie.
Momento… ¿le habían empezado a sudar las manos? Estupendo… realmente era lo que le faltaba para sentirse patética.
Caminó diez pasos más a su derecha y se topó con la puerta cerrada de la habitación de Benicio. En esos últimos meses de estadía allí, cuando la trajeron del Vintén Lodge y ella se encerró en su habitación, nunca había vuelto a entrar al cuarto del vampiro, ni miró hacia ese lado, ni pensó en ingresar.
Ahora estaba ahí, con los nervios subiendo por su garganta. Con una extraña horrible sensación de que podría vomitar en cualquier momento.

Con jodidas mariposas en la panza.

Mierda, se estuvo negando esto mismo demasiado tiempo. Incluso el necesario para convencerse que no sentía nada por él, y ahora mismo, separados por una puerta de roble, su felicidad y el contrario a ella estaban tan divididos como el agua y el aceite. Pero ella tenía que cruzar esa barrera.
Y hacerlo rápido si no quería perderlo.

Abrió la puerta, Benicio estaba de espaldas a ella con la puerta de su placard abierta, y jodida mierda, pero estaba con unos vaqueros negros ajustados.
Sólo eso. No tenía puesta una remera, ni camisa, ni… nada.

Nada. De. Nada.

¿Amanda pensaba que anteriormente estaba sudando frío? La mandíbula se le había caído al condenado piso.
Jamás, nunca, en ningún momento de todas las veces que estuvieron cerca, ella lo había visto así. De esa forma. Tan… desprovisto de ropa.
Toda su espalda se veía blanca como la leche, suave… iluminada por las luces naturales del ambiente. La ventana estaba abierta, aunque tapada por las cortinas, y apenas se lo veía, aunque suficientemente bien para entender que sus músculos eran algo que ella deseó tocar con el mayor fuego que haya sentido hasta ahora.
Tantas relaciones cercanas al sexo… sacando a Dante, pero ya ni eso recordaba.
No podía siquiera pensar.
Su cuerpo se aflojaba sobre la base en la que estaba pisando. La gravedad ya no existía, porque bien podría estar flotando.
Y entonces él la miró por encima de su hombro.
Yyyyyyyyyyyyyyyyyy……… joder. Estaba absolutamente enamorada de ese hombre.
Estaba… totalmente entregada a que haga con ella lo que le venga en ganas.
Al fin de cuenta se pertenecían. Lo sabía de principio a fin.
Un amor que quemaba y crecía… aumentaba y se agregaba como los días en los calendarios, sumando años, décadas, siglos… porque eso podría hacer.
Si querían, podían tener un manojo de siglos juntos.

Benjamín tenía razón, nunca era tarde. Porque a pesar de esa mirada sombría que él le estaba dedicando, sabía muy bien que, nunca era demasiado tarde… no cuando uno respiraba gracias a la existencia del otro.

*

Estaba decidido a irse, lo haría.
Pero entonces, todo cambió.
Ella estaba parada tras de él, temblando como una niña pequeña dentro del cuerpo de una adulta privilegiada.
A cada mirada que ella le regalaba, más se perdía enamorándose.

¿Estaba decidida a torturarlo por el resto de sus días? Pensaba Benicio, cerrando los ojos con fuerza para evitar mirarla una vez más.
Si se iba a ir, no podría sostener los ojos en los de ella. No podía escucharla siquiera.
Volvió a ponerse de espaldas y…. mierda.
¿Había muerto? Es decir… ¿enserio?
Amanda lo había rodeado con los brazos, lo había dado vuelta de un tirón y Jesucristo, pero eso lo sorprendía, incluso a él.
Benicio se dio vuelta, prometiéndose que iba a odiar eso para siempre. ¿Tenía derecho aquella mujer a joderlo de esta manera?

— ¿Qué haces? —le urgió él, cuando notó como ella lo abrazaba.
— ¿Y tú que crees? —enfatizó Amanda, haciendo presión contra su cuerpo.
—Estas cometiendo un error —advirtió.

Amanda le sostuvo la mirada, solo como ella podía en esas ocasiones, parecía que se estaban dando un minuto de silencio, puesto que la tensión del momento se elevó por toda la habitación.
Benicio estaba inamovible.
Sintió como la vampiresa estuvo a punto de desvanecerse bajo sus grandes músculos y la sostuvo con fuerza para no dejarla caer, pensando que era Amy la convaleciente, pero…
Qué-carajos, Amanda enlazó su mano por el cuello de él, poniéndose de puntillas de pie para llegar, y su boca grande y carnosa se fundió sobre la de Benicio.
El hombre se resistió, queriendo separarla, decirle que se iría, que no tenía intenciones de interrumpir entre ella y Andrés. Que ya no podía soportarlo más. Que si no era de él, no pretendía seguir viviendo, que…

Y una mierda. No pensaba hacer ninguna de esas bastardeadas.

Con su torso desnudo la hizo juntarse más a él y pasó sus dos grandes manos por la cintura de Amanda. Ella se estremeció al contacto y arqueó la espalda, lo suficiente para alejarse unos centímetros para luego presenciar una fuerte embestida por parte del hombre al momento de volver a apretarla junto a su cuerpo.
Benicio arremetió contra su boca con violencia.
Que quede claro, cuando Amy fue humana, jamás pudieron tener esta cercanía. Joder, apenas era un frágil saco de huesos que quedaría reducido a cenizas si perdía el control. ¿Ahora? Era tan fuerte como él, la amabilidad podían dejarla para la mañana siguiente, en estos momentos el calor de los cuerpos estaba haciendo mella entre los dos, prometiendo dejar en brazas aquel fuego irremediable que surgía.

—He sido tan idiota todo este tiempo —gimió ella sobre el pecho del hombre.
—Estas matándome.
—Benicio… yo…
—… te amo —dijo él.
—Maldición, te amo —agregó ella.

El vampiro la dirigió sobre su cama, pero entonces Amanda quedó parada sobre sí misma y lo miró fijo, sin despegarse de él. Con un grácil movimiento, cambió posiciones y tiró a Benicio encima de la cama, él la observó sorprendido.

—Vaya… eso fue… —su boca permanecía abierta.
—Algo que deseaba hace mucho tiempo —confesó la mujer vampiro mientras se ponía encima de él y le separaba las manos a los costados para sostenerlo con fuerza.
Amanda lo empezó a besar con pasión, tanta que lastimó el labio superior del hombre, y se lamió el de ella manchado de sangre.
Sabía tan exquisitamente bien.
Y él estaba tan jodidamente excitado.
—No hagas eso —le gruñó Benicio con un gemido.
— ¿Qué no haga qué? —se hizo la desentendida, pero al mismo tiempo seguía chupando de esa pequeña abertura en el labio antes que sane por completo.
—Oh, joder… Amy… eso que estas haciendo —dijo en un hilo de voz entrecortado, sus manos seguían en la cadera de la mujer— estas moviéndote sobre mi de esa forma… no es justo.  
Amanda rió al lado de su oído, perversa… irreconocible. Se puso a horcajadas sobre él con un fuerte movimiento pronunciado sobre la polla del vampiro, y cuando estuvo sentada empezó a subir lentamente su propia musculosa.
Benicio exhaló aire como si le costase respirar y pasó sus fuertes manos sobre el vientre de la mujer.
Era la primera vez que la veía así.
De hecho, iba a ser su primera vez con ella.

Todo cuanto la imaginación le contó en algún momento como sería, fue una terrible y absurda mentira.
Esto era mucho, muuucho mejor.
El cuerpo de Amanda era calido, fuerte, duro, sólido. Oh santo Dios, enserio que quería acampar ahí por el resto de su vida, ser su propietario único y exclusivo. Llegar a donde nadie. Y morir ahí, porque mierda, pero después de esto no podría seguir adelante sin ella.

Lo cual le hizo pensar una cosa… ¿y si esto era para retenerlo? ¿Si resulta que todo era para que no se marche, y si cuando despertaba todo volvía a ser como antes?
 Su corazón crujió de pura desesperación.
La tiró a un costado de la cama, y se levantó cojeando, tambaleándose de un lado a otro. Golpeándose contra las paredes.
Amanda era mejor que alimentarse, si eso fuese posible… ella bebió de su sangre, lo tocó en partes donde no permitió a nadie tocar.
Y se estaba desarmando en pequeños fragmentos.

— ¿Qué se supone que fue eso? —le exigió la chica.
—Lo mismo pregunto… tú —y la señaló— estas jugando conmigo, eso no vale.
—Benicio…
—Ya basta. Lo he entendido y por eso me voy —admitió— intenté de mil formas que me quieras, ¿sabes? Perdóname.
— ¿Por qué?
—Tal vez fue mi culpa el lugar donde estas —aseguró— aunque… me he replanteado que, lamentablemente, fuiste marcada mucho antes para terminar así, lo cual me hace doblemente un completo egoísta por… todo esto. Pero, no puedo hacer nada para que me ames, porque no lo haces y de hecho no puedo soportar verte con otra persona. Si es tu elección, bien. Me apartaré de tu camino.
— ¿Puedes parar con toda esa mierda ya? —Le pidió acercándose a él— te amo, y yo misma se que esto no es tu culpa. No eres el único incapaz de demostrar los sentimientos, ahora mismo me siento una idiota.
—Lo haces para que no me vaya. Lo entiendo —admitió con seguridad mientras intentaba seguir alejándose.
—Y una mierda que lo haces —casi le gritó— estoy aquí. Contigo. Te amo y tendrás que matarme para que te deje marchar. ¿Lo entiendes? —Preguntó con violencia. Él no contestó y ella agregó— ¡Demonios! ¿Lo entiendes o no? maldito seas, hombre. Te amo. ¿Tendré que hacerte un dibujo gráfico o qué?

Benicio quedó duro ante ella, en todos los sentidos.
En primer lugar, se petrificó ante la declaración. ¿Estaba escuchando bien o su erección no lo dejaba pensar?
La tenía frente a él, entregándose en todos los sentidos.
Amanda dio un paso al frente, y lo tomó de las caderas, acercándose, hizo presionar su cuerpo nuevamente, y lo estampó contra el placard que tenían detrás, haciendo que este crujiera.

Era su momento. Y no lo estaba aprovechando.
Joder, que carajos, Benicio la besó y la llevó otra vez  hacia la cama, lugar donde nunca tendría que haberse alejado. Era suya.

Suya.
En todos los caminos.

La cama tembló bajo ellos, y así mismo sintió el cuerpo de la mujer, que se arqueaba bajo su gran cuerpo dejándola prisionera sobre las sábanas.
El tiempo que esperó ese momento valió la pena, tanto como el sufrimiento.
Cuando se subió sobre ella, Amanda quedó inmóvil y lo miró febril. A partir de ese allí no habría marcha atrás, y lo sabían. ¡Pero que va! La mujer lo abrazó para que cediera en su piel, Benicio gruñó audiblemente y le quitó la remera con tanta fuerza que se pudo sentir el desgarre de la misma.

—Jo-derrrrr —pronunció al verla— ¿estas segura de esto?
Amanda se levantó apenas para llegar al cuello del vampiro y pasar la lengua por toda su extensión, con lamidas suaves y rápidas a la vez.
—Todo este tiempo… te he necesitado más de lo que puedo admitir.
Benicio desabrochó el pantalón de Amy con rapidez y esmero. Bajó hasta su vientre y la besó mientras levantaba la vista para ver como ella movía las caderas abajo-y-arriba, frenéticamente, esperando por él.
Cuando la dejó apenas en ropa interior, volvió a acostarse sobre ella, y el sostén negro que tenía empezó a estorbarle.
Realmente estorbarle.
Cuando de otro tirón lo desabrochó, sus manos cubrieron los senos de la vampiresa que lejos estaba de tener el cuerpo frío. No era posible adquirir temperatura, puesto que estaba muerta, pero… joder, lo que Benicio tocaba le gustaba y estaba por demás caliente.

—Te deseo tanto… Amanda… quiero hacerlo bien —susurró entre jadeos.
—Todo esta bien cuando estoy contigo —decía mientras besaba sus hombros y subía por su cuello, direccionada sobre su mejilla, para fundirse en sus labios, mordisqueó el inferior, testeando el sabor— todo esta bien.

El vampiro ronroneó cuando una pequeña risita surgió de su garganta. Amanda llevaba sus manos con rapidez hasta su cinturón para desabrocharlo, y entonces sintió su mano…

Mil veces al jodido infierno. Iba a estallar. Años con este tipo de abstinencia, esperando por este momento. Y no era nada más poseer su cuerpo, su sexo, era todo el conjunto.
Ella lo amaba. Se lo había dicho, lo repitió, lo afirmó.
Y ahora estaba tocando su condenada y erecta virilidad, que latió bajo la yema de sus dedos.

— ¡Por… Dioooss! —Gimió ella—te necesito en mí, Benicio.
Ahora. Mismo.
—Abre. Tus. Piernas —Le ordenó, con un espíritu que lo poseía. Jesucristo, ni siquiera podía creer haberle dicho eso, mucho menos cuando él mismo era quién con una de sus manos se filtró entre los muslos de su Amy para forzar la abertura. La vampiresa le obedeció y su respiración se volvió sumamente entrecortada.
Ella seguía agarrándole la polla, tímida, y cuando él le acarició su zona íntima al mismo tiempo, lo apretó tanto que el gimió más alto aún. Amanda logró bajarle los pantalones un poco antes, por lo cual…
Que carajos, pero casi estaba listo para entrar en ella.
—Quiero sentirte —dijo con una respiración ferviente— dime que lo quieres tú también, porque de lo contrario… oh, joder —maldijo ella, cuando Benicio mordió uno de sus pezones, al unísono en que su mano corría las bragas de la mujer— eso es… tan estimulante. Tómame. Ahora.

— ¿Sabes una cosa? —Le decía mientras sentía como sus dedos se mojaban por el solo hecho de estar tocando las afueras de su sexo húmedo— tus deseos son una orden para mí, Amy, querida.


Sí, todo era el jodido cielo, los regalos de navidad, la llegada de los reyes magos, la hermosa nieve, y el verano en la playa.
Y… toc toc toc. ¿La jodida puerta sonando?
¿Quién se atrevía?

Benicio miró a Amanda a los ojos, los dos lo habían escuchado.
Un visitante en la puerta.
Bien. Bien… oh, sí, claro. Muy bien.
El vampiro se levantó, subió rápido sus pantalones, le ordenó con la mirada a Amy a taparse entre las sábanas, puesto que ella estaba completamente desnuda salvo por sus bragas que, Benicio apenas había corrido para tocarle, y se dirigió a la puerta.

Enserio que mataría al jodido cabrón que este al otro lado.

—Oh, vamos ¡dile que quiero quedarme en lo de Ian! —gritaba la pequeña Lumi que iba en pijama, con los ojos cerrados, quejándose tal como el primer día que había golpeado a la puerta de la casa—Él me enseñará todo lo que tengo que saber ¿sabes? ¡NO-ES-JUSTO! Dante me ha traído de vuelta como si fuese un pequeño perrito —frunció la nariz— lo cual ya me parece de mal gusto dado que precisamente ¡no soy un estúpido perro! —abrió los ojos y contempló la mirada seria de Benicio, su pelo despeinado, su cara sudorosa, su torso… joder, descubierto. Se sonrojó y agregó tratando de mirar dentro de la habitación que permanecía a oscuras— ¿estabas ocupado?

Hola, cariño. Has llegado en el exacto jodido peor momento.
Muchas gracias.


 **ATENCIÓN**
lo que más espero luego de cada capitulo, son sus comentarios, para poder debatir con ustedes lo que piensan, las conclusiones que sacan y lo que opinan respecto a cada personaje. Es por eso que les pido, si van a hacer algun comentario, haganlo ÚNICAMENTE en la página OFICIAL Y PUBLICA DE DESPERTAR, que es la siguiente: http://www.facebook.com/DespertarAmandaVelocet 
*NO LA HAGAN LOS COMENTARIOS EN EL MURO DEL GRUPO PRIVADO* porque a cada comentario,a los otros fans les llega una notificación, y así muchas veces ven SPOILERS. Por eso, comenten en el grupo publico y oficial ( http://www.facebook.com/DespertarAmandaVelocet )
ahí sí pueden dejar sus comentarios publicando en el muro, porque los lectores saben que si no quieren spoiler no deben leer lo que otros ponen, y los que estén al día pueden debatir junto a ustedes.

¡Espero que hay disfrutado de este capitulo, que sin duda es muy revelador en muchos aspectos! y espero ansiosa sus comentarios y conclusiones en el muro de DESPERTAR!

Ya saben... favor de cuidar sus cuelos y ¡mordiscos de amor! ;)

4 comentarios:

  1. lumi te odio pequeña ......

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  2. jajaja me encanta tu forma de escribir excelente
    sigue asi,

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  3. Cuando el proximos capitulo ? :O porfavor ! Amo la Saga

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  4. si yo tambien odio a LUMI....cuando actualizas de nuevo???? avisame plis!!!!!

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